Es muy claro que con el paso del tiempo hemos adoptado un modelo claro que representa nuestra identidad personal, o al menos una especie de fórmula con la que nos sentimos a gusto en nuestra cotidianidad; esas prendas que componen nuestro ropero y cuyo uso frecuente es notorio frente a las demás que lo componen. El “problema” se presenta cuando nos invitan a matrimonios, celebraciones de grados, eventos religiosos, sociales, de negocios o de algún tipo especial de protocolo específico o esperado, donde debemos utilizar un vestuario al que no estamos acostumbrados. Lee este blog y conoce más...